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Mosteiro de Aciveiro

El Monasterio de Aciveiro tiene consideración de Monumento Histórico Artístico desde el año 1931 y en la actualidad es considerado Bien de Interés Cultural.

El monasterio

La superficie total del recinto es de 46.658m2, de los cuales 5.896m2 corresponden propiamente al edificio cenobial y a la iglesia anexa, 2.125m2 al adro del conjunto es 37.629m2 a las tres fincas de labor anexas.

El monasterio se yergue en una garganta por la que discurre el río Lérez

Monasterio y parroquia reciben el nombre del lugar de emplazamiento y de la variedad vegetal predominante (el topónimo es sinónimo de abundancia de «acebo”).

El emplazamiento

En la antigüedad, monte y tierras aciveirenses estuvieron muy pobladas. Son testimonios de esto los abundantes monumentos prehistóricos que podemos encontrar, como mámoas y castros, algunos reseñados en documentos del medievo.

Es posible que a la llegada de los frades hubiera una pequeña población viviendo del pastoreo, pero esta feligresía comenzó a existir y llegó a su apogeo, tanto en el aspecto demográfico como en el cultural y económico-agrícola, con la fundación del monasterio, y prosiguió hasta la desamortización de 1835. Todas las aldeas que componen la feligresía, regida siempre por un frade vicario, obedecen en su emplazamiento y medios de vida a una determinada idea organizadora digna de tenerse en cuenta. Rodean el monasterio en un radio de unos 1500 metros o algo más, teniendo entre sí una separación proporcionada.

historia

En una inscripción que se conserva en uno de los muros que da al claustro de las procesiones se fija el 2 de febrero de 1135 como fecha fundacional, detallando que la comunidad inicial estuvo integrada por doce frades, que habían venido para fundar el monasterio. 

Años más tarde, la comunidad benedictina de Aciveiro aceptó, como otras muchas de Galicia y de toda España, la reforma cisterciense. No se tienen pruebas documentales que ayuden a conocer el año en el que los frades benedictinos de Aciveiro se incorporaron al cister. Tan sólo se sabe que en el año 1170 el monasterio ya era cisterciense, fijándose en una inscripción el día del mes de septiembre en el que la iglesia se da como construida y dedicada a la madre de Dios, la Virgen María, como sucede en todas las iglesias cistercienses.

El topónimo Aciveiro denota una abundancia de «acebo”

escudo

La iglesia de Aciveiro

La iglesia cenobial encierra un notable interés arquitectónico, ya que en su estructura no refleja la traza ni la sobriedad ornamental de otras iglesias cistercienses, siendo más bien acusadas a las influencias de la escuela compostelana. Se parece a las iglesias construidas en Galicia en la segunda mitad del siglo XII.

Planta basilical

Planta basilical, tres naves y tres ábsides en la cabecera en correspondencia con las tres capillas que tiene. La posición de las capillas es gradual, siendo pentagonal la ábside mayor y semicirculares las menores. Las naves están divididas en cinco tramos, siendo de mayor altura la central, cuya techumbre de madera descansa sobre los muros que la separan de las naves laterales. En estas, la techumbre también es de madera, y se apoyan sobre arcos transversales que marcan la separación de los tramos en que están divididas las naves.

Hace falta destacar el falso triforio o galería que hay sobre las bóvedas laterales, de construcción un tanto insólita en Galicia, que también se encuentra en las iglesias de Xunqueira de Ambía y Santa Marina de Augas Santas, en la provincia de Ourense. Su estructura se asemeja a las galerías de las iglesias catedralicias. Los arcos de la galería son de medio punto y arrancan de columnas con capiteles de ornamentación sencilla.

capilla central

La capilla central tiene planta poligonal, y se comunica con la nave mediante un airoso arco triunfal de medio punto. Se cubre con bóveda estrellada. Se cubre con bóveda estrellada.

El retablo refleja la traza barroca de la mayoría de los retablos cenobiales construidos entre los siglos XVII y XVIII. Dos cuerpos superpuestos, divididos en tramos por columnas que enmarcan los nichos laterales y los huecos centrales. Su autoría se atribuye a Miguel de Romay.

En la actualidad, en los laterales de la iglesia quedan dos sarcófagos, uno a su respectivo lado de la puerta. En la nave norte el sarcófago en piedra de grano de Frei Gonzalo de las Penas, que gobernó el monasterio en la segunda mitad del siglo XV. En la nave sur se encuentra la caja sepulcral de un noble señor que posiblemente sea Don Pedro Martínez, Señor de la casa de Soutomaior, gran benefactor del monasterio.

el conjunto arquitectónico

Destaca de todo el conjunto del templo románico la fachada, que fue modificada en el siglo XVIII, dejando como recuerdo una modestísima portada que enmarca la abertura semicircular de la puerta.

Exteriormente, los muros del templo tienen cuatro contrafuertes, en el lado norte, que sostienen el ánimo de los arcos de las naves.

El muro contrario, el del lado sur, está adosado al claustro de las Procesiones.

Frente a la gran explanada y haciendo ángulo recto con la fachada de la iglesia, se encuentra la vivienda del cura párroco. Aquí está también el pórtico de acceso a la Casa, abovedado y de estilo clásico.

Una vez atravesado el umbral abovedado, nos encontramos en el primero de los claustros, de forma rectangular y de gran tamaño, dedicado en su tiempo a la recepción de frutos, lana, maíz, etc.

A la derecha, se emplazaban las cortes, alpendres, poleiros, palomares,hornos y viviendas de pastores. De cara, y situada en medio del claustro, se encuentra una hermosa fuente finalizada en el año 1802.

A la izquierda se sitúa el paso a las dependencias del monasterio, que se hace por un tramo abovedado de cinco metros de longitud, bóveda de medio cañón, que desemboca en una sala rectangular. A la izquierda se encuentra otra sala rectangular en la que comienzan las escaleras de subida a los antiguos departamentos altos del cenobio.

A la derecha se encuentra la antigua cocina, que era a dependencia más hermosa junto con las cortes de los caballos. Era rectangular, de dos ventanales y con todos los servicios necesarios: agua corriente en dos escombreras, alacenas y chimenea. La chimenea y la pesada campana eran sostenidas por fuertes columnas. Toda la dependencia se encuentra cubierta de una graciosa bóveda. Era el más hermoso conjunto de la casa, admirado por todos los que visitaban el monasterio. Fue finalizada en el año 1801.

A continuación de la cocina se encontraba el refectorio, de regulares dimensiones. No tenía bóveda. Se finalizó en el año 1802. A su lado, se encontraban las cortes, cubiertas de una bóveda de medio cañón. El piso era adoquinado, virtiendo por medio de canales cara el centro con ocho comederos de piedra. Siguiendo el recorrido por el claustro y a la derecha, se sitúa la entrada al actual salón del piano, que era el antiguo Scriptorium. Al lado de este está el salón de la chimenea y al fondo las escaleras que nos conducen a los cuartos de la hala este.

Una de las fuentes más saneadas de los ingresos del monasterio fueron las neveras que en los altos del Candán poseía.

Mercé al interes del autor de Tumbo Grande, que ordenó todos los documentos existentes y dispersos en los cientos de cajones del monasterio, se puede reconstruir con bastante fidelidad la historia del Convento, salvado del incendio de 1649, del saqueo e incendio de 1809 y después de los dificilísimos momentos de la dispersión de los religiosos en 1835. En 1973 fue llevado al Monasterio de Oseira y se depositó una copia en el Museo de Pontevedra y sendos ejemplares fotocopiados en el Concello de Forcarei y en el Instituto de Estudos Galegos Padre Sarmiento.

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